La homeopatía en el Alzheimer

EL ALZHEIMER es la forma de demencia más común. Quizás el síntoma más relevante de esta enfermedad sea la pérdida de la memoria corta que incapacita a la persona en el desarrollo de su actividad normal. Otros síntomas que podrían presentarse son: falta de juicio, dificultad en el lenguaje y cambios en la personalidad. A medida que la enfermedad avanza, se va produciendo un decaimiento constante y progresivo hasta que finalmente las personas pierden todas sus facultades físicas y mentales para cuidar de sí mismas. El tiempo en el que se puede alargar la enfermedad puede oscilar entre los dos y los veinte años, dependiendo de la edad y de la salud del individuo. Del mismo modo que no existen dos personalidades iguales, tampoco hay dos enfermos de Alzheimer iguales. A cada individuo hay que tratarlo como al «todo» que fue y que sigue siendo, a pesar de que las facultades intelectuales hayan mermado.

Muchos pacientes de Alzheimer son muy sensibles emocionalmente y muestran su frustración, reaccionando de modo desproporcionado ante las situaciones, con ira o agresividad. También se pueden tornar en personas completamente «idas» que parecen estar bajo los efectos de alguna droga. Cuando la enfermedad avanza se sienten desorientados, «extraños», no reconocen su entorno, no saben si es de día o de noche, viven situaciones que les parecen ajenas y no reconocen su propia identidad.Todo esto sucede porque la células nerviosas que controlan la memoria y el pensamiento se deterioran, interrumpiendo el paso de la información a través de ellas.

Este desorden neurodegenerativo va anulando la función cognoscitiva y las habilidades, produciendo incapacidad para llevar una vida normal. No hay que confundir el Alzheimer con la depresión, que a veces se manifiesta, sobre todo al principio, con síntomas similares. En ésta lo primero que se presenta es la pérdida de memoria reciente y en aquella es el cambio de humor, el abatimiento y el desánimo. En el caso de la depresión suele existir a menudo una historia psiquiátrica previa y los estados no son tan irreversibles; por ejemplo, una persona deprimida puede perder alguna de sus facultades momentáneamente, pero la recupera al poco tiempo y no sufre una degradación de la misma.
Algunos de los remedios Homeopáticos que se emplean en el tratamiento del Alzheimer son:

ACIDO DESOXIRRIBONUCLEICO (A.D.N.). Cuando se presenta dificultad para reunir ideas o concentrarse, marcada agresividad, irritabilidad, angustia sin causa, nada lo satisface… Es un importante remedio de la senectud, especialmente si es precoz, por lo que se aconseja como tratamiento preventivo.

PHOSPHORUS. En estados de apatía o indiferencia hacia sus seres queridos, no puede pensar. Se muestra incoherente, oye y ve fantasmas, tiene insomnio.

OPIUM: Apoplejía, mandíbula colgante, no controla los esfínteres, no reconoce a sus allegados, delira, piensa que no está en casa.

MEDORRHINUM: Pierde el hilo de la conversación, agotamiento profundo, inquietud en las piernas y pies, no controla la orina.

COCCULUS: Gran lentitud para todo, olvidadizo, se sienta en un rincón y no habla con nadie, se le duermen los brazos y las manos.

GLONOINUM: No sabe quién es él mismo, dificultad para hablar debido a que le cuesta manejar la lengua, temblores en los dedos, venas y arterias dilatadas.

HYOSCIAMUS: Sufre alucinaciones, ve personas muertas con las que habla, falta de pudor, no encuentra las palabras apropiadas para expresarse. Emisión involuntaria de orina, temblores.

Existen muchos más remedios, pero en cada caso tan sólo se ha de prescribir elmás similar al paciente para obtener el éxito. Es muy importante observar que la homeopatía puede aliviar y frenar, sin efectos secundarios, los padecimientos de las personas aquejadas por esta dolencia y mejorar notablemente su calidad de vida así como la de los que están a su alrededor.

El Alzheimer suele presentarse en la segunda etapa de la vida, a partir de los 65 años, aunque cada vez son más los casos que se diagnostican a más temprana edad. El porqué de esta situación deberíamos contemplarlo tal vez por el tremendo esfuerzo psíquico e intelectual que realizamos para mantener el estilo de vida moderno. Con esto no quiero decir que ejercitar la mente sea malo, lo que pretendo que tengan claro los lectores es que tan perjudicial es no ejercitar la mente como ejercitarla en la dirección equivocada.

Algo muy importante a tener en cuenta como agente precursor de la enfermedad, es el nivel de toxicidad acumulado en nuestro cuerpo, que con los años se deposita en los tejidos y el organismo no es capaz de desprenderse de ella. Esta toxicidad anula las funciones celulares y como consecuencia aparece la demencia. A la vista de todo esto, nos es fácil deducir cuales son las pautas a seguir con el fin de prevenir esta enfermedad.

La primera es llevar una vida intelectual ordenada, sin prisas, tomándonos nuestro tiempo para realizar las tareas cotidianas (sin asumir más de lo que podemos), huyendo del estrés y los agobios.

La segunda es, por supuesto, una correcta alimentación, en la que abunden frutas, verduras, cereales, legumbres, descartando de la dieta aditivos y demás sustancias no naturales que se le añaden a los alimentos y que nuestro cuerpo no identifica y por lo tanto no sabe que hacer con ellas optando, en muchas ocasiones, por su almacenamiento.

A todo esto hay que añadir la saludable costumbre de pensar en positivo (somos lo que creemos que somos y así elaboramos nuestro destino) y por supuesto nuestras células nos agradecerán su correcta oxigenación haciendo ejercicio, preferentemente en plena naturaleza.

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